lunes, 25 de enero de 2010

Chile.S.A.?


A una semana de los resultados finales de la segunda vuelta presidencial, día a día intento analizar el nuevo escenario político y social al que nos veremos enfrentados desde el próximo mes de marzo, y que desde ya esta comenzando a mostrar su verdadero rostro con alzas en las inversiones privadas, con cambios de los planes de gobierno, o con propuestas que si duda afectan a la ciudadanía directamente.
Lamentablemente, nos aventuramos a vivir en un país en el cual una minoría neoliberal le entregara a la plebe que esperaba fuera del lujoso Hotel Crown Plaza lo que los dejara sin protestar ni preocuparse, pan y circo. Así es, porque desde la primera semana de marzo la derecha comenzará a regir su imperio en nuestro angosto y aun subdesarrollado territorio con una verdadera dictadura revestida de paz y progreso. Y es lamentable tener que aceptar que viviremos en un verdadero monopolio de dominación casi completa, en donde cualquier estafa, cualquier error, cualquier fraude, robo, o violación de los derechos humanos serán cubiertos por infidelidades de farándula, por acordes con letras sobre superficialidades y materialismo o por inauguraciones de los trabajos hechos por los gobiernos anteriores. Y esto ya que desde el próximo 12 de marzo la los partidos derechistas y los poderosos del dinero tendrán el monopolio de los medios de comunicación, tanto televisivo como de la prensa escrita. ¿No debería ser esto preocupante para cualquier ideología, o para cualquier sujeto social? Tener el dominio y el poder “absoluto” no es bueno para una sociedad estimado 51,6%. Tal como sucedió con el monopolio de las farmacias, podrá suceder desde ahora con el mercado, la salud, la educación, el trabajo y en definitiva la integridad y dignidad humana y de nuestro país. Estamos a portas de un monopolio encubierto, la oposición debe ser firme orientada y consecuente.
La mayor cantidad de votos obtenidos por el candidato derechista provenían del mundo más pobre, más popular y de cierta forma, los más necesitados, lo que me provoca un desconcierto, una incoherencia. Es, a grandes rasgos, incomprensible que las personas que sobreviven con un sueldo mínimo, desconozcan u omitan a las elites intelectuales que apoyan las candidaturas de izquierda, y opten por apoyar a la bancada mercantilista que siempre se opuso a subir ese sueldo mínimo.
Creo que lamentablemente nuestra sociedad se siente mas identificada con la farándula criolla que apoyó al candidato empresario, que a los cantantes, actores, escritores e intelectuales que defendían el progresismo y la justicia social.
Que lastima es tener que manifestar que nuestra sociedad se encuentra en una real e innegable crisis de valores y de educación, lo cual hoy nos tiene sumergidos en las manos de aquel 20% que recibe el 80% de las ganancias del país. Durante años anteriores, se ha realizado una campaña comunicacional de una sub-cultura que ha dado frutos, en donde el egoísmo, el individualismo y el materialismo a dominado las mayorías populares de la población. Aunque suene quizás sin sentido, “música” como el “Reggaetón”, una parrilla programática totalmente superficial, básica y mediocre en la televisión nacional, o las facilidades de créditos y de consumo que ejercen las empresas entre otras, son simplemente medios de “idiotización” de la población que hoy se ven mas de manifiesto que nunca. A esta población idiotizada le interesa mas saber quien engaña a quien en “Yingo”, a preguntarse porque el próximo gobierno pretende eliminar la indemnización por años de servicio o la cotización obligatoria por parte del empleador a menores de 30. A la gente idiotizada le interesa que le suban el sueldo, sin importar como ni porque, ¿para que intentar preocuparse de que es un fideicomiso ciego? O ¿para que saber quienes son las personas que están recibiendo el poder político del país? Es hora de hacer despertar a esta gente. Es hora de que la población abra los ojos y se convierta en actores sociales, no simplemente un espectador. Es hora de que la población se inserte en la opinión política, se preocupe de su vida y de la de los demás, de los problemas de fondo, de las injusticias reales, de concientizarse.
No me declaro militante de ningún partido en especial, tampoco soy un guerrillero ni un activista. Simplemente reacciono frente al temor y la angustia que veo en amigos y familiares que sufren los efectos de la campaña del terror desarrollada en la dictadura. Simplemente reacciono al ver como los próximos gobernantes prometen y juegan con la inocencia y la despreocupación social de la gente. Simplemente reacciono y me preocupo por mi futuro, por el de mi mamá y de mi hermano, por el de mis amigos y vecinos. Simplemente doy un pequeño paso que todos deberían hacer, pronunciarse, cuestionarse, investigar, juzgar y solidarizar con mi gente, con mis pares y mi país.
«No se puede servir a dos patrones. …No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas" (Lucas 16:13).